coser y cantar

Desenredando esta madeja deshilachada que demasiado a menudo se me enreda entre los dedos, intento encontrar el cabo suelto, el principio, o el final, según se mire, me esfuerzo en deshacer los nudos que voy encontrando,algunos estan tan apretados que ya no se distinguen las hebras que los forman,me pregunto como pudo llegarse a enredar tanto.

Me enervo y busco al culpable, despues de un rato desisto cuando me doy cuenta de no todos los enredos se pueden deshacer, será mejor cortarlos aunque pierda un poco de lana. Miro la madeja y me doy cuenta de que cambia de tamaño .A veces parece pequeña y abarcable hecha de hilos de seda del calibre de un cabello y otras veces es grande, tosca como una soga y me asusta quedarme yo dentro, enredada y asfixiada entre sus fibras azules como una mosca en una gran telaraña.

En las horas de silencio a veces logro salir de mi misma y me veo, perdida en mi mundo de retales, fragmentos de algo mas grande que se rompió, empeñada en tejer una enorme colcha, a base de unir los trocitos de hilo salvados de un naufragio.

A veces me parece inútil y una pérdida de tiempo.Otras veces,me imagino la labor acabada, y me veo a mi misma acurrucada en la calidez y suavidad de su mullido cuerpo. Debajo de mi manta se podrá dormir y descansar, podrá ser una alfombra mágica con la que viajar a toda velocidad por entre las nuves o bien una tienda de campaña donde podemos jugar a los indios, contarnos secretos o mejor aun, un vestido de fiesta para bailar contigo hasta que salga el sol.

Por eso, sigo tejiendo sueños de colores con una aguja invisible que se llama ilusión.